jueves, 25 de octubre de 2007

Hombre que no se abre el culo no es de fiar

Un calvo es al exhibicionismo lo que un pico al amor. Abrirse el culo, si me permitís el símil, es un morreo profundo, cargado de lengua y saliva.
Pero no es solo una cuestión de exhibirse, es, sobre todo, una reivindicación de amor y fraternidad, una forma de mostrarse desnudo e indefenso ante una sociedad hostil que mezcla alcoholes y aglomeraciones para llenar los servicios de urgencias y las comisarias de puntos de sutura y partes de lesiones.
Es una nueva religión de la que armarnos para luchar contra las actitudes vergonzantes, contra el exhibicionismo de machitos homófobos, de racistas con papeles, de propietarios de sus mujeres, de besos de amistad y puñalada por la espalda,...
Es una forma de mostrarse sin coraza, como un nuevo Cristo, ofreciendo un ojete rosado y encogido para gritar al mundo ¡así somos!, ¡venceremos! Porque si todos nos abrimos el culo crearemos un mundo mejor. Descubriremos un nuevo comunismo, realmente igualitario, seremos cientos, miles de ojetes arrugados, asustados tal vez, pero con la firme convicción de cambiar el mundo mediante un mensaje de amor.
Lancemos ese mensaje con los pantalones bajados, sin ropas que nos diferencien, sin discursos que nos hagan líderes o seguidores, sin pérdidas o beneficios, sin sexos paritarios. Subamos a las fuentes, a las estatuas, salgamos a los balcones, ocupemos los campanarios de las iglesias, los trampolines de las piscinas, las torres de alta tensión, y abramos nuestros culos para gritar al mundo cómo queremos que sea.
Yo me abro el culo, y me enorgullezco de hacerlo ¿y tú?

2 comentarios:

Pedantín dijo...

Pues nada, qué voy a decir, el Tete en estado puro!

Porrito dijo...

Ayer estaba yo en la sala de espera de mi dentista. En frente una señora, ya mayorcica, con cara de canguelo ante su inminente entrada a la sala de tortura. A su lado un chaval más jovencico con el papo hinchado y la cara descompuesta del dolor, deseando sentarse en el potro y que el sufrimiento terminase lo antes posible. Yo estaba en frente de ellos, relajado, mi cita era para una revisión rutinaria.

Saqué mi Blackberry de millón (pagada por mi jefe ¡gracias Miguel! -dicho esto con los ojos vueltos hacia el cielo-) y entre en el Blog.

Ja, ja, ja, ¡que cabronazo!¡y qué poca vergüenza! Lo mejor es que yo fui testigo directo del sacrificio redentor de Volti, en aquel momento también me partí de la risa. Me faltó meter el dedo en la yaga como hiciera aquel soldado, aunque preferí no meter nada en lo que estaba viendo, por miedo al qué dirán.

En la consulta, según leía, mis carcajadas iban en aumento...

Recordaba como Volti se subió la primera vez a su altar (por si no se aprecia bien en la foto, que sepáis que es una boca de alcantarilla descubierta: Apropiada ¿no creéis?) y casi sin que nos diéramos cuenta..... ¡mira!¡mira!¡mira! que El Volti....
Cuando salieron las chicas del baño nos encontraron a todos descojonados, El Volti fue buscando con su mirada y su sonrisa la aprobación de cada uno de nosotros... ja, ja, ja..... Las chicas se sintieron discriminadas, no podía ser.... y allí estaba El Volti, encaramándose de nuevo a la alcantarilla... Se dirigió al pueblo, a SU pueblo, y empezó el discurso: brazos en cruz, y palmada arriba, brazos en cruz y palmada arriba, palmada, palmada, palmada. Su pueblo elegido ya palmeaba también. Al fin, una luz, una guía, el final del desierto… Hubo también gentiles que se unieron a nosotros atraídos por el mensaje de nuestro Redentor…. Se dio la vuelta y ¡culo abierto!
Clamó la multitud, el éxtasis llegó al Pueblo Elegido. Unidos en la Sagrada Comunión del Culo Abierto nos tuvimos que apoyar los unos en el hombro de los otros hermanos; todos descojonados. Pasó mucho, mucho tiempo hasta que pudiéramos pronunciar palabras distintas a las de alabanza “ja, ja, ja qué poca vergüenza tiene el cabrón”.



Cuando levanté la vista, el del flemón y la anciana canguelosa me miraban sorprendidos, pero también divertidos y aliviados. Por un momento habían podido olvidar sus dolores y se divertían con mi risa contagiosa. SI, les transmití tu mensaje VOLTI REDENTOR, un mensaje salvador de paz, de amor, de alegría. Inmediatamente pensé en el apostolado: quise levantarme y abrirme el culo, pero me retuve, porque sé que tu Iglesia ha de ser levantada poco a poco, piedra a piedra.