Hace bien poco mi querido Volti me instaba a tirarme al monte, y lo hacía después de mi intervención “política”. Desconcertado, recojo el guante.
Para empezar: ¿de qué va el rollo de lo del monte? ¿me tengo que hacer revolucionario? ¿estilo Che? Porque no me gusta pegar tiros, y menos que me los peguen a mí. Y de ninguna manera estoy dispuesto a renunciar a mis grandes reservas. Así que voy a hablar de lo que me dé la gana. Me voy a tirar al monte a hacer la revolución, pero sin moverme de mi sofá donde huele a cognac francés y a puro habano de esos que sí que te gustan ¿o sólo vamos a criticar lo que no somos capaces de apreciar? Y no te me vayas por la vereilla del Fortuna, que te “veo de venir”.
Vámonos ‘pal’ monte y hablemos de hablar. Hablemos de esa coherencia que pedimos al “rojo”: que reparta lo que tiene, que no beba buenos vinos, en definitiva: que sea tonto o bien que se calle y deje de dar por culo.
Yo concibo este blog como un lugar donde ser libre (al menos aquí) donde poder decir lo que se me ocurra, con más o menos arte, después de haberle dedicado un tiempo a reflexionarlo y redactarlo sin tener que afrontar la inmediata afrenta de esa respuesta demagógicamente ingeniosa con la que tantas veces tenemos que pelearnos en la conversación hablada. Así que ¡ahí va!
Vivimos en una sociedad donde pensar diferente está mal visto, donde se puede crear, opinar, hacer arte, incluso pensar, pero sólo si lo haces dentro de unos parámetros “aceptables”. De tal manera que la misma intelectualidad (si se puede llamar así a escritores, opinadores, filósofos, actores y otros artistas) se dedica a autocensurarse para ganarse los favores de los medios y, aumentar su popularidad (maldita palabra). Es sencillo, una simple cuestión de seguir unos mandamientos.
Efectivamente, amigos, nada cambia, los Imperios siguen creciendo sobre las ruinas de otros, las colonizaciones siguen no siendo rentables pero hacen ricos a muchos, y la Inquisición avergonzó a los de su tiempo pero no nos enseñó nada.
Dice Sastre que pensar es distinguir entre los fenómenos o que, al menos, empieza por ese esfuerzo. Es decir, que generalmente es lo contrario de ir agrupando todo aquello que tenga ciertas semejanzas con el único objetivo de poder dictar opiniones. Así se comporta la mayoría de la gente a día de hoy: simplifica, reduce, busca semejanzas que le permitan agrupar, y opina sobre el grupo. Olvidando de esta manera que el “ceteris paribus” (algo así como “manteniendo todo lo demás constante”) tan imprescindible en cualquier ejercicio científico, hay que aparcarlo una vez obtenida la conclusión, y ésta siempre debe ser metida en un frasco de formol con su correspondiente etiqueta explicativa. Porque de lo contrario podemos cometer la estupidez de llegar a conclusiones del tipo:
“Este tipo bebe habitualmente buenos vinos, luego tiene pasta”
....todavía es defendible... pero sigue:
“Este tipo tiene pasta, luego no puede ser de izquierdas”
....ya nos estamos liando...
“Si este tipo es de izquierdas tiene que dejarlo todo, repartirlo y echarse a las barricadas”
...nos estamos empanando...
“y como se tire a las barricadas, será un radical. Lo meteremos en el saco de los radicales, y ¡callado!”
...se nos va viendo el plumero...
“Y si este tipo no se tira a las barricadas, lo que tiene que hacer es callarse, y tener un discurso conforme a la calidad del vino que se toma, es decir: bien hecho, redondo, coherente, y que le guste a cualquiera con buen gusto, como yo y los de mi saco, los BienpensantesKoherentes”
.... Me cago en la PPK
¿Os parece que tratemos algunos de esos mitos que, a diario, acosan nuestra libertad de pensamiento? Estos son los mandamientos de la ley de la sociedad Bienpensante que me dispongo a discutir desde el monte:
El buen intelectual es hoy un ser humano políticamente correctoSí, cierto que lo políticamente correcto es en muchas ocasiones objeto de crítica, pero luego, en la realidad, en el día a día, se utiliza muy a menudo lo políticamente correcto para hacer críticas que cuenten con el apoyo popular. Estoy pensando por ejemplo en esa expresión “sí, sí, ese es comunista, pero de los de ‘moto tengo’ ” Frase ésta con la que uno inmediatamente se gana el aplauso de la concurrencia.
Políticamente correcto ¿no? ¡Cuantas actitudes de este tipo empleamos a diario para popularizarnos! ¡pensadlo! ¡pensadlo!
El buen intelectual está contra la violencia, venga de donde vengaSin duda todos estamos completamente de acuerdo con esto. Pero
(algún “políticamente correcto” ya estaría gritando con este 'pero') ¿no es cierto que todas las violencias no son iguales? ¿tiene algo de malo diferenciarlas? Y si no las diferenciamos ¿cómo las vamos a evitar?
Parecería lógico analizar la naturaleza de las distintas violencias con el objetivo de evitarlas. Claro, que entonces nos daríamos cuenta de que no podemos meter en el mismo saco a la persona que mata a su amante sorprendido en el lecho con otr@, que al que mata en defensa propia o al sicario que mata en nombre de otro a un pobre ludópata por una deuda de juego.
¿Podríamos encontrarnos, entonces, que hay violencias pasionales y violencias interesadas? ¿Violencias de ricos y de pobres, de opresores y de oprimidos?.... ¿porqué tengo que comportarme ante todas de la misma manera?
Hay que ser pacifista... ¿siempre? Pero...(ya los oigo gritar de nuevo)... ¿cuál es el tipo de paz que queremos?
Sin duda alguna en los cementerios hay paz, y perpetua.
¿debo entonces apoyar esa paz impuesta por el poderoso en muchas zonas del planeta a base de grandes dosis de represión? ¿debo ser partidario de los ejércitos de pacificación?
Corremos el riesgo de que, al dejar que nos metan en el saco de los pacifistas, luego no tengamos derecho a apoyar el alzamiento armado (por mucho que sea para, inequívocamente, morir rápidamente aniquilado por el poderoso enemigo) de una tribu del Amazonas a quien, en una operación escrupulosamente legal, el pacífico y “rojo”(jajajajaja) gobierno brasileño les ha expropiado sus tierras para vendérselas a una igualmente pacífica, legal y generadora de empleo Multinacional americana dedicada al comercio de maderas nobles.
El buen intelectual es toleranteLa tolerancia aparece como una respuesta a los planteamientos excesivamente dogmáticos, pero, ¿no nos está ocurriendo que con el argumento de la tolerancia, en lugar de contribuir a la existencia de diversos puntos de vista, estamos metiéndonos todos de lleno en el “pensamiento único”?
Es decir, como respuesta a pensamientos rígidos y dogmáticos, ofrecemos un pensamiento débil. ¿Tiene entonces que darnos vergüenza defender con pasión nuestras ideas por miedo a parecer intolerantes?
Dice Sastre que en ese futuro que buscamos, cuando alcancemos la Utopía (que para eso estamos aquí, no para alcanzarla, sino para buscarla): “el tema de la tolerancia quedaría saldado en que las tesis opuestas a las mías formarían parte de la verdad, y no serían meros objetos de mi tolerancia, pues yo (filósofo de ese futuro) agradecería la existencia de esas tesis opuestas que operarían a favor de la retroalimentación de mi propio pensamiento, mientras que hoy mi tolerancia forma parte de mi soledad, la soledad del condescendiente”
En definitiva, no deja de ser probable que esa madera que está talando la multinacional americana se utilice para envejecer uno de mis grandes reservas, pero cada tiro que han pegado esos indígenas me gustaría haberlo hecho yo. Aunque soy demasiado cobarde, y estoy demasiado calentito en mi sofá como para ello. Y aún así no me pidáis que apoye el sistema con mi silencio.
Porque el trabajador que está talando los árboles no tiene culpa, ni tampoco la tiene el policía que los defiende, ni siquiera el que se sienta en su jardín en su silla de madera tropical. La culpa es de un sistema que premia este tipo de actuaciones. Ese sistema contra el que lucha un revolucionario.
Dice el subcomandante Marcos: “Cuando un revolucionario da un golpe y llega hasta la silla del poder, no se sienta en ella. Saca su sierra y le corta las patas para que nadie más pueda sentarse”
Un sistema ha de cambiarse desde el pensamiento, y para ello es imprescindible no permitir que también te lo gobiernen.
NOTA: gran parte de lo aquí escrito no es más que un mal resumen de algunos escritos de Alfonso Sastre que os invito a leer.
http://www.sastre-forest.com/sastre/pdf/intelectuales_practica.pdf