viernes, 30 de marzo de 2007

MI ABUELA NICOLETTA

Quiero hablaros de mi abuela, se llamaba Nicoletta, y desde joven siempre fue muy puta.
Y es que ella era muy natural y comprendió desde bien temprano que era absurdo reprimirse, y que ella nunca se llevaría bien con los curas, aquellos tipos oscuros con la voz entrecortada por la excitación que morbosamente la interrogaban en las confesiones. Algunas veces sus padres los invitaban a casa y ella los veía engullir con deseo enfermizo, como queriendo compensar en ello otras prohibiciones.
El caso es que mi abuela, entonces niña, decidió que cada uno tenía su pecado y que no daría más cuentas a dios por ser feliz. Así que fue probando aquí y allá en busca de placeres nuevos.
Con el tiempo, pasadas las primeras fogosidades del periodo post-liberación, comprobó que prefería la calidad frente a la cantidad. Disfrutaba todos los días de los miles de sencillos placeres que da la vida, refugiándose en ellos, madurando, recordando, preparándose para las nuevas experiencias que la seguirían sorprendiendo durante su interminable existencia.
Su sensibilidad e inquietud le ha permitido recoger los sabores del mundo entero, e ir creando un recetario propio de singular belleza.


Me propongo utilizar este Blog, de nombre tan acertado para mi abuela, para contaros, poco a poco, algunos de los placeres que ella ya ha descubierto.

Hoy os hablaré de uno de los sencillos y delicados bocaditos con que mi abuela se topó en su viaje por Tailandia, cuando fue en busca del sagrado río Phraya (Madre de todas las Aguas), donde había oído que habitaban unos hombres-delfín que secuestraban a las jóvenes doncellas y les hacían melódicamente el amor durante 28 días y 28 noches.

En aquel viaje descubrió la salsa agridulce thai.


Esta salsa se hace a partir de una mezcla de especias con alhova, cúrcuma, mostaza negra, guindillas, azúcar y vinagre.
La pasta que surge del majado de todas las especias juntas se cocina con chalotas, limón, cilantro y jengibre, a lo que se añade crema de coco.
El resultado es una salsa que mezcla la dulzura y cremosidad del coco, con la chispa del limón y el brillo de las especias frescas y el cilantro.
Mi abuela Nicoletta la solía tomar con unos bastoncillos de calabacín, con piel y todo, salteados unos dos minutos en una sartén con un poco de aceite bien caliente.


La primera sensación es dulce, luego ácida; al morder el calabacín suelta su jugo verde y caliente que eleva hasta la nariz las especias. Los aromas se graban a fuego picante en la memoria y los labios.


Aún la recuerdo cuando lo hacía. El primer bastoncillo que mojaba en la salsa y se metía en la boca la emocionaba. Empezaba a hablar de las excelencias de Tailandia, de sus playas, sus cocoteros, sus junglas. Poco a poco, su locuacidad iba disminuyendo, hasta quedar en silencio. Yo sé que entonces volvía con los hombres-delfín.





Me gustaría animaros a todos a que saquéis a la puta, cariñosa y sensible Nicoletta que lleváis dentro, y nos contéis esas cositas que ella ya ha descubierto y que, mejor compartidas ¿no?

jueves, 29 de marzo de 2007

Los Puntos sobre las Íes

Curiosamente, en esta vida de espirales y agujeros negros, todo va dando vueltas. A lo mejor es por ello que comenzamos el Blog hablando de periodismo local y nos encontramos, tres meses después, con que tenemos en nuestras filas un periodistilla ávido de titulares que, con un poquito de hábil manipulación, se conviertan en noticia y nos permitan rellenar nuestra columna y alejar al pueblo un poquito más de la realidad.

Sin duda la noche fue memorable. Doce apóstoles desbocados sin su Jesús no podían llevar a otra cosa. Cuando se recuerde la cena no se beberá un poco de sangre y se comerá otro poco de cuerpo, no, se abrirán cuatro o cinco botellas de sangre para ver si ‘marinan’ o no con las distintas partes del muerto.

Pero hablemos del asunto, de esa tendencia natural a ver la paja en ojo ajeno. Tendencia ésta que, al parecer, se acentúa cuando uno tiene complejo de ser el primero de la clase, y va por ahí buscando un tonto del que adueñarse. Pero no nos adelantemos, primero trataré de explicar cómo un desafortunado intento de sacarle punta a la palabra termina en titular.

Todo parte de mi ya conocida aversión por la palabra “fuerte” al describrir los vinos. La fuerza la define el diccionario como el vigor, robustez y capacidad para mover algo que tenga peso u ofrezca resistencia. Se añaden también otras definiciones que la asocian con el poder, con la obligación e incluso con el vigor.
Estábamos hablando de maridaje, o sea, de cómo vino y comida se complementan entre sí, es decir, cómo un vino hace que la comida sepa mejor o viceversa, ya sea a base de complementar al otro, de aportar un contraste, o de ayudar a resaltar alguna de sus virtudes.
Fue entonces cuando apareció por allí el enólogo beodo, moviendo la copa tal y como le había explicado Elándres. Éramos doce apóstoles sin Salvador. El germen de una nueva religión sin guía ni futuro con los únicos mandamientos de vivir en la anarquía y la falta absoluta de respeto a la palabra coherencia. Y aquel maestro comienza sus enseñanzas, “...normalmente el vino tinto no va bien con los pescados porque el tinto es fuerte y el pescado es flojo y bla, bla, bla”
En mis sienes había tambores de guerra. “¡Otro profeta! ¡Y después de lo que acaba de hacer con mi querido Pedantín¡ ¡Que éste todavía no esta preparado y me lo hunde! Que ahora está débil, porque a estas alturas de la noche ya no es Pedantín, ¡es Pedoantín!” Yo me encendí y lo solté.
Sí, sí, lo reconozco, esa frase es mía, toda mía. Igual que cuando uno tiene un hijo feo, hay que reconocerlo... y quererlo. Porque yo quería que aquel Enólogo Beodo me explicara, sin utilizar la ‘fuerza’, porqué un reserva y un pescado no se entienden. Estábamos allí para ‘marinar’, compartir sensaciones, y hablar de lo que percibíamos Maridar es un arte que no tiene reglas, donde prácticamente todo vale, y donde lo más importante es el gusto personal del ‘marinante’. Yo esperaba argumentos del tipo “los vinos con mucho tanino hacen que, con el pescado, aparezcan sabores metálicos...” o bien “el tanino(muy presente siempre en vinos con mucha crianza) le va mejor a comidas grasas porque ayuda a limpiar la boca” o algo así, más curradito y comunicativo. No un simple “porque es más fuerte” (y más después de haberle hecho aquello a Pedoantín)
Porque, digo yo, si es cuestión de fuerza ¿porqué ese retrogusto que deja el pescado altera tanto el sabor de un reserva?¿realmente el pescado deja de saber o es el vino el que cambia de gusto? ¿cuál es más fuerte? Y, si es una cuestión de fuerza ¿cómo en muchos de los consejos de maridaje que dan otros beodos se recomiendan para acompañar comidas asiáticas, ricas en especias y picantes, vinos jóvenes afrutados y cavas? ¿es que esas comidas no son fuertes?
Pero el caso es que lo dije. Y allí estaba el periodistilla con la grabadora. Aquella frase lo sacó del túnel ¡ya tengo titular! ¡salvado! ¡este primo me ha salvado! Me miró, y me lo advirtió, ‘las kagao chaval, ya no soy yo el pringao’

Y es que, tan solo unos segundos antes nos acababan de servir el tinto. Envalentonados, empezamos a moverlo (en círculos por favor) y a meter las narices en las copas: ... Exquisito, como sólo él sabe hacerlo, Pedoantín sacó la suya de la copa, abrió los ojos, ya entonces rojos, y:

“uuuummmhh, casi no tiene crianza....ehh?”

... y apareció el Enólogo Beodo, sonriente como no podía ser de otra forma. Moviendo en círculos la copa a modo de botafumeiro, dispuesto a darnos una nueva lección magistral. Vació media copa en la de apóstol Ucraniana (por un momento pensé, conociendo ese especial sentido suyo del humor que mataba al falso Salvador allí mismo con una llave de kárate ruso), metió la pituitaria en la copa y.....




“¡qué cerrado está el vino! Os fijáis cómo sólo huele a madera........”





¡Póbretico! Después ya vino lo del fuerte-suave y me lancé a la yugular. El Beodo, sin dejar de darle vueltas a su copa, nunca de arriba abajo, se apartó con un incontestable (incontestable, al menos, en dos frases y en aquella situación) “dudo que a un Vega Sicilia se lo coma un pescado”, le faltó un “en todo caso se lo bebería”
Pero para aquel entonces ya había titular.

Finalmente, sólo la diosa fortuna quiso que los romanos no crucificaran al pedante apóstol, a quien, ante la visión de su propio empalamiento, le quedaron las fuerzas justas para llegar a casa sin cagarse en su carroza exquisita (esa sí, que con pasta es más fácil aparentar que tiene un el gusto desarrollado)

Tras esto quizás sí me merezca esa foto que todos tenéis en la cabeza y que sólo he censurado para preservar mi intimidad y que mi permanente inkoherencia quede sólo entre nosotros.

VIVA LA PPK (más viva que nunca)

miércoles, 28 de marzo de 2007

PORRITO: "Porque un buen Pescao se come un Vega Sicilia..."



Sí. Por increíble que parezca y aunque se creía haber enderezado la noche (después de casi un fatídico incidente propio del Tapias que casi impide realizar tan magnífico acto) todo se empezó a venir abajo (o arriba, según se mire) cuando los etéreos efluvios alcohólicos, efervescentes o no, con cuero o sin el, empezaron a hacer estragos en el juicio de los asistentes....


Reunión de Antiguos Alumnos, cómo se jactaba en proclamar el autor de estas líneas, con consagradas ausencias (fuere también un homenaje a personalidades como El Carni y Marta) y con alguna nueva incorporación de esas del mercado de invierno, que son una incógnita...


Por lo demás los de siempre, con comentarios ya clásicos acerca de un inaudito (por increíble y falso) parecido de mi persona con tiñoso, o la obsesiva fijación del Volti por el Cacique, a lo que en ingeniosa intervención añadió algo acerca de un maridaje con gominolas, qué eso si que pega, o con los kikos, que todavía mejor... (estos eran los comienzos de la velada) El maki contaba alguna gracieta (véase la historia de su hijo IVÁN!), y Susana se empeñaba en humillarme con particulares escabrosamente íntimos sobre mi persona sobre todo si dichos en voz alta justo enfrente de mi clon... En fin, una varieté de comentarios sólo interrumpidos por la llegada de algún vinillo que maridar....


Maridaje... Todo estaba ahí detrás. Porque esta cena era, sin que nadie pareciera darse cuenta, el fin pacífico del PPK, su abandono de las armas, su entrega definitiva al sistema, su acabóse... Qué mejor qué realizarlo cuando el Sinn Fein está a punto de gobernar junto con los radicales Unionistas para recuperar la autonomía en el Ulster, o cuando Zapatero ha vuelto a tender la mano al Movimiento de Liberación de Euskadi... Qué mejor ejemplificación que con una cena....


...maridaje....



1. Enlace, unión y conformidad de los casados.



Ahí está. Prueba irrefutable, 6 parejas que formaban los Doce Apóstoles de una Última Cena. La Última Cena del PPK....



En efecto, todos consentían... Incluso su Santidad Asier I (últimamente a los mandos de un nuevo y estupendo papamóvil) se congratulaba proponiendo una segunda celebración a 1200 Euros por testa y fin de semana, en lo que denominaba "un Bulli las 24 horas del día"; "lujo y despiporre" y bla bla bla; todo ello muy lejano a las primeras proclamas izquierdistas de la PPK... La suerte está echada.



Y seguimos maridando. Y mientras maridábamos la gente empezó a echarse palante. Así, previsible cómo era, Volti comenzó a esgrimir sus teoría del arte de beber sin arte, en su línea, riéndose de cuanto comentarios tenía a bien realizar ese simpático Mr. Proper de la enología, una especie de Sommelier a lo chin chin pum (de Linares), con un tablón como un demonio pero buena conversación, correcto siempre (tuvo que aguantar las chanzas continuas del Volti) y muy amable...


Y ahí empezó todo... No sé muy bien por qué, pero todos queríamos intervenir... Tras el consejo de Mr. Proper sobre el movimiento circular de la copa antes de percibir su aroma, el Tapias abrió la veda con aquello de "claro! por que si lo hacemos de arriba a abajo nos mancharemos la camisa..." y ja ja ja, y el Volti que si venga Fruta Madura, y que esto no me ¨güele a na", y que si el tipo es un Charlatán, y....


Horror! Porrito comienza a meterse en el Fango. Empecinado como estaba, inicia una breve disertación sobre el Coto, no desacertadamente, pero quizás sí un poquito forzada.... por la conversación? Y cayendo en un tópico tras otro, incluida la eterna alusión (volcada por Tapias) al transporte de uva de Valdepeñas a otras denominaciones etc etc. Todo muy forzadito, hasta que llegó lo de....


"Porque claro..." "Un buen pescao, se come un Vega Sicilia...."; silencio; "....lo anula..." silencio sepulcral... Mr. Proper que vuelve en sí y muy educadamente... "Bueno, no creo que un Vega Sicilia se deje gobernar así...." y Porrito en su apogeo, erre que erre, "quien dice un Vega Sicilia, dice cualquier tinto...! Ohhhhhh....! Qué resbalón.... Y la credibilidad....!!! Y el patrocinio de nuestro Club del Gourmet....!!! Y nuestras comentarios chorras sobre los vinos...!!! Y....


El maridaje?


Se nos fue un poco de las manos. Entablamos una guerra furibunda de aromas, sabores y sus apreciaciones. Volti se cebaba con aquesta mi persona, y el otro ala no lo sé.... Suficiente tenía con capear lo mío....


Aunque la palma de oro la lleva otro Caño. Sí señor. Su Santidad. De repente, en plena exaltación de fermentaciones etílicas, comenzó a hacer hincapié en la capacidad de su estirpe para engendrar, y dale que te pego, que si un buen chorro, erre que erre, que si una buena p.... y otras afirmaciones soeces con las que Freud se hubiera masturbado varias veces sin ni siquiera llegar a tocarse....


No entendemos muy bien el por qué de su empeño en reafirmar su hombría. Agradeceríamos comentarios que pudieran aclararlo.


En cualquier caso, todo fue discurriendo por estos y otros derroteros parecidos, disfrutando de unas risas que, a mi por lo menos, me hiceron sentir como antaño...


Porque para eso son las reuniones de antiguos alumnos, no?


Por cierto. Volviendo a casa, al igual que cada vez que me adentro en esa jungla, me costó más de media hora salir de ese paraje infernal al que llaman Linares. Esta vez no fue el GPS, sino ese brillante nativo linarense afincado en Avda de Granada quien me condujo... directamente hasta un Control de la Guardia Civil....Pero esa es otra historia.

lunes, 26 de marzo de 2007

LAMENTABLE

Lo visto hoy ha sido lamentable. Al menos yo lo lamento.

Una vez más la noticia del día vuelve a hablarnos del lugar en el que vivimos, de sus políticos, de sus jueces, de sus policías y de sus ciudadanos.
Nuestro tantas veces ciego sistema Judicial, en esta ocasión se nos aparece clarividente.
Hoy se juzgaba una reunión: La de Ibarretxe con Otegi. Y yo pensaba que según la Constitución que algunos tanto enarbolan existía el derecho de reunión. Pero no, no puede tratarse de eso, en realidad es que los jueces saben que esos dos juntos estaban tramando algo malo, si no: ¿de qué pueden hablar Otegi e Ibarretxe? Del desmembramiento de España, de la selección vasca, del mal momento del Athletic, de cómo acabar con el conflicto... En definitiva, todos ellos temas prohibidos, tanto, que la simple posibilidad de que aparezcan en una conversación merece, inmediatamente, la prohibición de la misma.

Los promotores de la demanda acudían esta mañana para, literalmente, “defender la libertad y el derecho a llevar una bandera española”, ... y ... ¡ángelico!... cuando él (evidentemente un promotor de la libertad) le gritaba a un “nacionalista” (me gustaría poder referirme a él de otra forma más ilustrativa, pero es la única descripción que he podido conseguir en la prensa). Como iba diciendo: le gritaba a un nacionalista “¡viva la libertad!”, va éste y le suelta una patada en los huevos, por cierto, muy bien dada en cuanto a puntería y potencia a juzgar por las fotos del instante inmediatamente posterior (arriba) y de unos minutos después (abajo). Miren y verán cómo coinciden conmigo en el diagnóstico.


Como ya he dicho, lamentable. De hecho yo lo lamento.
Sinceramente lamento no haber sido yo quien le diera el puntapié. Y no es que quiera que me llamen nacionalista, pero ni en Corporación Dermoestética consiguen un cambio de look tan rápido y acertado.



miércoles, 7 de marzo de 2007

Una de agujeros

Sabéis que me gusta enredarme con el teclado en busca de cosas curiosas. Es una forma como cualquier otra de perder tiempo en el trabajo para cargar pilas, se que no me lo reprochais. Pues como este blog sirve para cualquier cosa, os voy a enseñar una curiosa:



En Google Maps hay una utilidad que permite hacer un agujero y ver las antípodas de cualquier punto terrestre o "marestre".
Podéis hacerlo clicando aquí.


Pues bien, entreteniéndome con esta chorradita me ha dado por pensar que (tal y como se desarrollan los acontecimientos últimamente) si pudieramos hacer un agujero a una foto de Pedantín para ver su antípoda, estoy seguro que saldría una foto mía. O mejor aún, hacerle un agujero a él directamente y sacarme a mi de dentro, ensangrentado y suplicante.



Puestos a investigar sobre agujeros que nos permitan ver del otro lado, quizás exista alguna utilidad que nos permita ver desde el lado contrario al encuadre de una foto. Con lo que avanza la informática es posible que ya lo hayan inventado. Ruego preguntéis por ahí, me encantaría ver desde el otro lado esta artística foto:








...si es que hablando de agujeros...y con la poca clase que tengo!!!

CRONICA DE UNA NOCHE ANUNCIADA

La noche empezaba bien. Aquello tenía buena pinta. Las niñas estaban dormidas para las nueve y cuarto. Los invitados llegarían en breve. La casa estaba llena de flores y la música nos acompañaba mientras dábamos los últimos toques al menú.
Después del picoteo saldrían, después de dos horas de horno, unas berenjenas asadas en su jugo con tomates naturales. Las anchoas les darían el mar, y el orégano, las alcaparras y el parmiggiano, el monte.
Para terminar teníamos unas brochetas de pollo suavemente aliñado en Jaén, un aliño ligero que quedaba elegante y sencillo al añadirle la salsa de soja y el perfume delicado de unas Shitake.
Llegaron los primeros invitados. El Volti había publicado: “Somos probabilidad”. Cuando lo leí pensé, “bueno, otra promesa inconclusa.... pero, solo por el comienzo, promete.... dará juego....” Y me salí al patio a respirar aire impuro que me diera un poco de Inspiración. Otros invitados se unieron a la Inspiración sin saber, en realidad, lo que se avecinaba.
Eché un ojo a las berenjenas. El aroma que salía del horno era delicioso. Casi se podía oler ese suave picor de labios de las berenjenas con su toque de mar y monte. El jugo del asado se estaba ya espesando y pronto habría que sacarlo. Me acordé que faltaban unos invitados y les llamé.
¡Dios!¡Sí! Le llamé.
A ella se le había olvidado decírselo. ¡Qué fallo! ¡Cuánto he lamentado haber hecho aquella llamada! Sobre todo por mi querida Baracaldesa: lo que tuvo que sufrir en manos del minotauro. (Menos mal que ella pa estas cosas es muy habilidosa, ¡no como otros!)
El nene venía como un miura. Se ve que el olvido de su señora lo había encorajinado y venía dispuesto a dar una lección de TÓ EN GENERAL y a TÓS EN GENERAL (y el Volti tan feliz; o mejor ¡tan infeliz! Con su publicación allí, ¡ale! ¡a puerta gallola!)
Que si vengo hecho un dandy.
Que si en el sur de Italia no hay más que mafia. Que lo he visto yo.
Que si no habéis probado un limoncello en vuestra p. vida. Que si no tienes aquellos limones no eres ná.
Que si yo estuve ordeñando las búfalas pa que luego me hicieran LA PIZZA.
En definitiva, Pedantín. Y Pendantín crecido. Además crecido como nunca. Y a la espera de un gilipollas que se le pusiera a puerta gallola para trincarlo entre asta y asta y, sin atravesarlo, llevarlo en aquella incómoda y ridícula posición hasta la otra parte de la plaza y allí reventarlo contra el burladero del uno, donde, antes de la explosión, ya estarían asomando los pañuelos pidiendo a la presidencia que cambiaran de torero.

En medio de aquello, un niño de dos años. Habilidoso como él solo, ángelico. Utilizó toda su dialéctica para encandilar a su padre (que para estas alturas, después de tanta y tan buena Inspiración, tampoco tenía muchos más de dos) Y juntos se dirigieron en audaz misión hacia la habitación de la prima de tres que plácidamente dormía ya que nada sabía de aquella fiesta.
El resultado no pudo ser otro. Un pitio monumental que, a poco más, termina con todos los invitados en la puta calle.

Pero si bien aquellos momentos de tensión hicieron bajar la guardia a los presentes. Pedantín no estaba allí pa comerse unas berenjenas y punto. Se dirigió a la pantalla y comenzó a leer... a media lectura se levantó, miró para atrás y... “bueno, bueno,.. bueno..... ¡Este no sabe donde se ha metido! .... se ha pasado tres pueblos... con citas y todo.....buenoooooo!”
Pero el torero seguía allí, rodilla en tierra, frente a chiqueros... y mirando al público.
El primer topetazo mandó a la promesa del toreo dos metros parriba y seis patrás. Pero el Miura lo fue siguiendo y, sin dejarlo caer, lo recogió entre sus cuernos para acelerar endiabladamente hacia el burladero del uno.
De nada sirvieron los engaños de los subalternos: “Porrito, contigo esto ya no va”, pasó de largo. A Andresito de la Buena Finca ni siquiera lo miró. Iba ya como una bala.
Sí que estuvo gracioso que, mediada la infernal carrera, el Volti de la Wikipedia tirara la montera, levantara la cabeza e intentara adoptar la postura de un forçado portugués, como queriendo hacernos olvidar lo de la puerta gallola. Un disimulo patético pero gracioso.
El final ya se lo pueden imaginar, asqueroso, pringoso. Los del tendido uno no lo olvidarán. El mantón de la Tata de Fuenteheridos, que por un momento había presentido el renacer de su carrera cuando el mataor le brindara la muerte de aquel toro, quedó lleno de sangre y vísceras y lentejuelas. Nunca más ha vuelto a dedicarle una copla.

Nos quedamos con aquella frase de Andresito de la Buena Finca: “Mae’tro, que sé má intelihente é comprendé lah cosah anteh que loh demáh’”

Vlad se hizo famoso por tres cosas: su increíble arrojo y valentía (murió luchando con un ejército de tan solo 200 hombres contra un ejército de 120.000 turcos, algo que había hecho antes varias veces con éxito), su implacable sentido de la justicia y su extraordinaria crueldad, capaz de llamar la atención incluso en aquellos tiempos sangrientos.