martes, 30 de octubre de 2007

El origen

Hatari

Se llamaron Hatari porque todos imaginaban ser John Wayne, porque inventaban vidas llenas de aventuras, capturando leones y enamorando a hermosas mujeres. El pueblo, perdido y gris, les ahogaba, y la música les permitió escapar. Se instalaron en Marrakesh porque era África, porque allí veraneaban por entonces multitud de extranjeras desinhibidas y porque tenían una vida entera por delante. Pero sobre todo, porque había hoteles dispuestos a pagar una fortuna por nefastas versiones de las canciones de moda. Tony Lagar bajaba cada noche del escenario como un cazador, dispuesto a bailar con aquellas chicas de cine que ofrecían sus labios con descaro, sin exigir promesas y sin necesitar siquiera entenderlo. Pasó el verano entre músicos, encantadores de serpientes, saltimbanquis, y sobre todo —recordaba— rodeado de colores inverosímiles, que le hacían olvidar los tonos grises de su pueblo. Con cada beso, con cada porro, se bebía los sesenta como si Franco hubiese muerto ya. Hasta aquel día en que una carta le hizo volver. La carta que me anunciaba, que le anunciaba su próxima paternidad y un trabajo serio. Hace unos años, mientras paseaba por Djamaa el-Fna, como hizo mi padre veinticinco años antes, me pregunté si en el origen de las cosas no está el fin de aquellas que más queremos; compartiendo risas y porros, pagados con su dinero, fui consciente de que quizás murió al engendrarme, de que ya sólo era un fantasma intentando vivirme la vida. Ahora trabajo junto al cadáver de Tony Lagar. Estoy esperando un hijo.

14/09/04

2 comentarios:

Volti dijo...

Este relato tiene, como véis, casi tres años. Forma parte de una rebelión laboral que hizo que mi padre me mandara a la mierda. Hoy por casualidad me topé con el cartel original de Hatari (la película que dió nombre al grupo de mi padre), he recordado el relato y lo he encontrado en una carpeta con cosas viejas. Lo comparto con vosotros para ver si los dos escritores con tareas pendientes se animan.

Porrito dijo...

Creo que mejor hubieras firmado como "el hermano del Volti".
Pobre Tony, así tiene la mala follá que tiene, que sólo se le quita cuando le pones delante un cubata y un karaoke...
Dile que vuelva a los porros!!