lunes, 4 de mayo de 2009

Nunca, jamás

David Muñoz Dueñas, colaborador de Diario Jaén, murió hace unos días. Era comercial, vivía en Madrid y tenía una hija. Generalmente escribía columnas de opinión que siempre me resultaron certeras; me parecía un tipo reflexivo con la virtud de saber poner por escrito los pensamientos que desordeno cuando hablo de política, como si sus opiniones fueran mías pero mejor fundamentadas, como si él tuviera claro lo que yo tan solo vislumbraba. No le conocía, por lo que ruego toméis con cautela lo que cuento, pues os hablo de memoria, de recuerdos que he podido falsear, de frases sueltas recogidas en la prensa o en mis búsquedas por Internet. Sí visualizo su imagen: un hombre joven de incipiente calvicie que soluciona con un rapado que le favorece y le enmarca una mirada penetrante, con pinta de ser un tío interesante, alto, guapetón, quizá un punto desgarbado. Sale de casa para trabajar, le da un infarto y ayer se queda a solas en su nicho, supongo. Fin de la historia.
Eddi Vansi, escritor fracasado, noctámbulo, alcohólico y dotado de la lucidez de los genios vencidos muere el mismo día. Puedo verlo, Tanqueray en mano, tras la barra de su antro madrileño escuchando las penas de su jefe que se arruina, de Susana la Bohemia que esquiva la vejez arreglando el mundo mientras el orujo se desliza por su gaznate, hablando de Clara o de su exmujer, bajando la persiana para emborracharse a solas o para follarse a alguna de sus fanáticas seguidoras, que tras leer su blog (su vida, sus pensamientos) Fracasar no es fácil no pueden evitar buscarle para entregarse a ese maldito y malhablado genio que decide conservarse en ginebra en lugar de ganar el premio Planeta, o el Nóbel, qué carajo.
No recuerdo cuando comencé a frecuentarlo, pero sí que me ganó como lector apasionado desde que por casualidad leí uno de sus párrafos. Cuando en 2007 le dieron el premio 20Blogs al mejor blog literario (creo recordar) me hice fijo. Llenó su copa, dio una palmada en la mesa y soltó una carcajada pensando en lo pretenciosos que resultan los premios, dijo quién debía haber ganado y se limpió el culo con la encuesta de autobombo que solo publicaron a los demás ganadores, la suya se perdió tras accionar la cisterna, porque Eddi escribía para descargarse las tripas.
Estuvo un año desaparecido; depresión, imaginé, y hace poco volvió. En su última entrada descubro que Eddi tenía dos mitades: una es una chica que publica en solitario el blog La punta del tacón y la otra se llamaba David y ha muerto, lo que para Eddi debe ser como haberse quedado en coma, mudo y con algo de vida.
Me entero ahí, en esa última entrada ‘epitafio’ escrita esta vez por la mitad de Eddi, que este David mantenía otro blog que paradójicamente llamó El escondite y en el que el veintiséis de abril publicó su última entrada: “De vez en cuando”, la tituló. Permitidme que no lo enlace, me parece mal hacerlo, pues el blog ya está muerto (el de Eddi también), pero copio el comienzo:
«Sería bueno que, de vez en cuando, no sé, cada cierto tiempo, un dios, no sé, su mano, nos volteara.
Sería bueno que nos metiera en un cubilete de dados y nos sacudiera febrilmente, y nos dejara caer renacidos y revueltos en el tablero...»

Curioso ¿verdad?, escribe eso y se muere, dejando esas palabras suspendidas en su ‘escondite’, y cerrando de paso y para siempre el tugurio de Eddi Vansi. Este David, segundo muerto del día, nunca dejó pistas de ser la mitad de Eddi (imposible sospechar que no era real, menos aún que lo escribiesen dos personas: un hombre y una mujer a los que solo unía la pasión por la escritura; ella incluso intentaba seducir a Eddi desde los comentarios), pero en este segundo blog que firmaba como DMD (¿David Muñoz Dueñas?) descubre que también vivía en Madrid, que tenía un trabajo (¿comercial? no vivía de sus escritos), y que tenía una hija de ocho años a la que adoraba: Sofía. No es solo eso, son sus palabras, el estilo tan distinto pero tan poco distante, su ideología. Creo firmemente que la misma persona escribía la columna que leía en prensa y el blog que devoraba con pasión, y este convencimiento me ha inundado de sentimientos que necesito compartir, y lo hago por escrito.
Me habría gustado ser Eddi Vansi porque en su derrota estaba la mejor de las victorias: Fracasar no es fácil. Toda una vida de entrenamiento. Yo quería ser Eddi Vansi, en el fondo quería ser un personaje, nunca deseé escribir como el autor, deseaba escribir como Eddi. Con su talento yo me comía el mundo, pensaba, y era un espejismo. Con ese talento David tenía que picar puertas para vender enciclopedias, o visitar talleres para vender recambios o enviar mailing desde una oficina, qué se yo. Luego en casa, quizá con menos tiempo del que yo presumo, servía una copa a Eddi y le creaba una vida tan real y tan jodida que me dejaba exhausto.
Me deja tocado esta historia. ¿Recordáis como nuestro Garrancho de "El Valle" coleccionaba cadáveres? Miraba la muerte a la cara, fijando la imagen de cada muerto en su archivo mental; eran los cromos de un adolescente suburbial, sin esperanza. Me parecía una colección brutal. Hoy me di cuenta de que ese horror se repite por los siglos, cambiando tan solo de piel. Los actuales adolescentes tecnológicos no encuentran jeringuillas en los parques, no oyen muertes a puñal, no son perseguidos por ladrones; ahora el chantaje es virtual, reciben la droga en paquete postal y la visión de la muerte está a un clic.
Si, ahora se pueden coleccionar blogs de muertos: una carpeta en Favoritos: “Muertos”, donde enlazar aquellos que quedaron en suspenso. Garrancho sería capaz de buscar para matar a un buen bloguero después de una entrada ‘conveniente’ (tristemente la de David lo era) para ganar un nuevo enlace. Así me parece aún más sicópata nuestro personaje, que curiosamente, como a Eddi, creamos a cuatro manos. Porque el blog de un muerto en el que no está activa la moderación de comentarios se convierte en un libro de visitas para la tumba del autor, en el libro de los muertos de nuestra era, tan desconcertante como el que mostraba Amenábar en "Los Otros".
En el blog de Eddi los comentarios son tristes, pero tienen nivel, como si no quisieran desmejorarle el blog al personaje, que por otro lado ya se sabe que está muerto; su libro de visitas es una celebración de su talento, una muestra de agradecimiento, un hasta luego, hermano.
En El Escondite de DMD los comentarios son mucho más escalofriantes. Esa entrada premonitoria sigue con alguna felicitación por su calidad, luego algún amigo se despide. Comienzan las dudas, hasta que alguien confirma su muerte, informando incluso de la sala del tanatorio donde se le vela. Hay de todo, incluso varios comentarios de quien parece su último rollo: una chica que conoció una semana antes de morir y que ante la visión de la desgracia necesita autoplocamarse la persona más importante en la vida de DMD y comienza a enviarle mensajes con poemas y canciones, hasta que tienen que callarla. El escondite de David termina convertido en el libro de su muerte, un libro con más contenido y más sobrecogedor que el de Eddi, pues en él se despide a la persona, no al personaje.
A David Muñoz Dueñas, colaborador de Diario Jaén, lo liquidan en su periódico con una necrológica de un tercio de columna lateral en una de las páginas finales, en el hueco más barato, seguramente. Ha muerto. Descanse en paz.

En fin, maneras de morir.

Un día hablamos de la trascendencia de las palabras, de lo peligroso que era ponerse por escrito con la inmediatez de un blog, de lo fácil que es buscar dobles intenciones, malinterpretar una broma, olvidarse de cuándo habla el personaje y cuándo la persona. Hoy me alegro de ser aquí solo Volti; Volti prepotente, borde, absurdo o divertido, pero Volti y no yo.
Porque no he podido evitar ponerme en el lugar de Sofía, imaginarme dentro de ocho o diez años, con la resolución de la adolescencia, queriendo saber de mi padre, ordenando las piezas. Encontraría su faceta profesional, de comercial solvente, el pluriempleo en periódicos locales como comentarista político y de opinión, en Diario Jaén, antes en Ideal. Quizá tendría alguno de sus escritos, conocería su pasión literaria, su genialidad creadora; y buscando tal vez encontrara que una vez formó parte de Eddi Vansi, y me enorgullecería de llevar su sangre.
Pero nunca, jamás, hubiera querido encontrar su escondite. Porque no hubiera podido perdonar a mamá el dejarme verlo cada quince días tan solo. Porque nunca, jamás, habría conseguido sacar de mi cabeza esos gritos pregonando su amor por mi, que, en forma de entradas, colgaba en su blog cuando no soportaba mi ausencia. Porque nunca, jamás, debería una hija recobrar a un padre casi olvidado mediante palabras recién salidas de sus dedos, mientras, sin saberlo, el aliento de la muerte empañaba su pantalla. Porque todos tenemos un escondite que nadie debería destrozar a patadas, y porque hay cantos que, aunque lo parezcan, no entonamos para siempre:
«Sería bueno que, de vez en cuando, no sé, cada cierto tiempo, un dios, no sé, su mano, nos volteara.
Sería bueno que nos metiera en un cubilete de dados y nos sacudiera febrilmente, y nos dejara caer renacidos y revueltos en el tablero...»
D.E.P.

23 comentarios:

Porrito dijo...

Qué interesante.
No sé muy bien que hay de realidad o de ficción. Tampoco creo que importe, aunque ya me lo dirás.

Un personaje que muere entristece, pero cuando muere una persona, nos desgarra. Deja historia, sentimientos y soledad.

¿Nunca, jamás? ¿Porqué no debería la hija reencontrarse con su padre de esa manera? ¿qué puede haber de malo en un lamento de amor? Sofía: eso está bien que lo diga tu madre (aunque seguro que podrá darte mil razones para hacer lo que hizo) pero tú...

Volti dijo...

Porrito, recuerda el libro de muertos ¿querrías que tu hija se encontrara con la foto de tu cadáver, o que conservara tu imagen sonriente en su último cumpleaños? Nunca, jamás, porque la foto que DMD deja en su blog es igualmente sobrecogedora aun cuando solo se sintiera abandonado 'de vez en cuando'. Seguro que también supo jugar sus cartas, yo preferiría pensar que no se tiró en la primera mano. Y sobre todo porque nunca firmó con su nombre y lo llamó su escondite, pero alguien descubre su juego, y ahora el lugar donde se ocultaba para llorar se descubre, corriendo el riesgo de que eso sea lo que perdure aunque en realidad fuera por la vida con una sonrisa en la boca. Qué sabemos, qué sabrá Sofía.
De todas formas es solo mi opinión, y toda la historia está basada en conjeturas, que para mi son acertadas, aunque pueden ser erradas.

Porrito dijo...

A mí me gustaría que mi hija supiera cuántas veces he llorado por ella.
Lo que Sofía se ha de encontrar no es la foto de un cadáver, sino de un vivo (aunque ya esté muerto), sólo, pero vivo.
Los escondites, si se escriben, es para que alguien los encuentre.

Anónimo dijo...

Ahí le duele. Opiniones, opiniones. Esta entrada no resiste medio asalto.

VOLTI al paredón!!!!

Pedantín dijo...

Joder Volti, me he quedao un poco pillao...

Lo de tener identidades da para mucho...

La verdad es que la historia está chula, me gusta ese realismo tan cotidiano y ficcionado. Blogs, tú, el Volti, el diario Jaén...

hmmmmmm

Anónimo dijo...

Y la chica? Qué se sabe de la chica?

Se insinúa que no ha muerto...

Esto me recuerda a Ghost....

Pedantín dijo...

En cuanto a lo del libro de muertos he de decir que lo chungo chungo es que la niña crezca sin padre... Lo demás me resulta hasta poético, desenmarañar la tempestuosa y etílica existencia de Eddie... Descubrir que mi padre se travestía en la red..., justo después de poner a parir en el Jaén a Cristina Nestares ...

Dios! Magnífico!

Num dijo...

Es... triste haberte encontrado así: buscando algo sobre él.
Volveré buscándote a ti, porque me alegra, al fin y al cabo, haberte encontrado.
Te leeré.
(Chicles, Volti. Vendía chicles)

Volti dijo...

Gracias Num. No se si este es buen sitio para volver porque es tan solo la mesa camilla en la que tres amigos nos sentamos muy de tarde en tarde a contarnos alguna historia, de todas formas eres bienvenida. Nunca pensé que alguien que le conociera podría encontrar esta entrada, fui torpe escribiendo su nombre, ahora creo que tal vez aventuré demasiado y me surgen mil preguntas que prefiero no hacer. Me quedo con los chicles, descorazonador a la vez que poético. Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Eh Num! No te asustes. Que aunque Volti se avergüence de nosotros, sólo mordemos.

Sir Alsen Bert dijo...

Ummm, esto completa lo que ya me dijiste. Me pongo al día con tu entrada, la verdad.

¿Quién era ese colaborador del Jaén?

No caigo ahora mismo, vamos,que no lo asocio a ninguna cara.

Investigo.

El SIr.

Sir Alsen Bert dijo...

¿Has leído esto?

Ahí se dice que Eddi Vansi era David

http://www.diariojaen.es/index.php/la-semana/hasta-siempre/6325-hasta-siempre

Volti dijo...

Siete minutos tan solo entre tus dos comentarios, siete minutos para cerrarme la historia. Por algo te hicieron Sir. Gracias.

Pedantín dijo...

Joder,

Pues si que era famoso el Eddie, o Eddi (curiosa forma de escribirlo).

Nunca pensé que todo era estrictamente cierto. Una entrada documental, vaya.

Me voy a poner a leer blogs a partir de ahora, parece muy interesante.

MalditosTacones dijo...

Volti, gracias por tu entrada para David, porque ni yo misma hasta el culo de Tanqueray habría escrito una descripción tan singular de mi camarada, mi socio, mi amigo en definitiva.

Eddi Vansi guarda en el tintero algún que otro texto que quedo por trabajar, más de un borrador y cientos de frases que han viajado trasnochadas por el ciberespacio y que deben parir algo tras un tiempo de duelo.

Y, gracias por se fiel a Fracasar no es fácil.

Cualquier día en "El Pósito", o en "El Bodegón", te comentaré de dónde salió el nombre de "Eddi Vansi".

Por lo demás, gracias de nuevo.

Salud.

Volti dijo...

Gracias a ti, Malditos Tacones, por los buenos momentos que junto a David me hicisteis pasar, por cada una de las geniales entradas escritas a medias. Espero que saques pronto todo lo que quede en el cajón, que no duerma para siempre, por favor.
Me encantará conocer la historia de Eddi.
Voy a seguirte, en tu blog, aunque te advierto que soy un lector callado (creo que también puedo seguirte en prensa, como a David, sintiendo que eres dos aunque seas solo una).
Un abrazo.

Anónimo dijo...

volti , eddi vansi es el juego de palabras de los nombres de david e ines .

si quieres saber su historia yo te la contare , mandame una direccion de correo y te aclarare las dudas que tengas .

por cierto , le hubiera encantado leerte

Volti dijo...

Anónimo, me encantaría que me contaras su historia. Puedes contactarme en elvolti(arroba)gmail(punto)com
Yo en realidad no sé nada de David. Me impactó leer su necrológica en Diario Jaén, luego, al leer la última entrada de "Fracasar no es fácil" busqué cosas sobre Eddi y até cabos sin saber si estaba dando palos de ciego o si me acercaba a la verdad (la verdad es que tampoco me importaba, me parecía una bonita posibilidad y eso era suficiente). Aquí, en los comentarios, lo habéis aclarado, algo me acerqué. No se nada más.
Gracias por pensar que le hubiera gustado.
(Perdona que no contacte directamente, pero olvidaste dejar la dirección).

MalditosTacones dijo...

Anónimo, llevas razón en dos afirmaciones: la primera y la última de tu comentario.

La mitad del camino, el núcleo de todo este entramado, este "Fracasar no es fácil", los blogs, las colaboraciones en prensa, este "todo" que somos nosotros, compone una historia mucho más divertida y descarnada de lo que puedas imaginar; Una historia de nuestra propiedad (más por puro celo que por snobismo).

Aún así, yo sí te doy la gracias por hacer partícipe de tus conociemientos sobre el tema a gente que ha admirado a Eddi Vansi y a David (aún a sabiendas de que a David jamás le gustaron las verdades a medias).

Salud.

Anónimo dijo...

Estate tranquila , que no es tu historia la que voy a contar . Eso ya lo has pregonado tu , que como tambien sabras a el tampoco le hubiera gustado nada y te falto tiempo . Voy a contar la mia . La que yo he vivido . Y NO A TI .

Anónimo dijo...

Diosss! Ahora sí me está gustando esto.
¿podríais publicarlo a modo de teleserie donde vuestros lectores podamos enamorarnos de uno de los personajes, y odiarlos, y soñarlos?

Así, en episodios, con su dosis de ritmo poético, suspense y exhibicionismo granhermaniano sería genial.

Porrito dijo...

"Renacidos y revueltos en el tablero"
Las cosas de la esperanza y sus prometedores porvenires.

Los conservadores nunca querrían ser dado. Como mucho cubilete.

Anónimo dijo...
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