martes, 4 de marzo de 2008

LA CHAPUZA

Dice nuestro diccionario que una chapuza es una Obra o labor de poca importancia, también la define como aquella hecha sin arte ni esmero. O sea que si a una tareilla, por mínima que fuera, le diéramos la mayor importancia y la ejecutásemos con esmero, dejaría de ser una chapuza para merecer descripciones de más alta alcurnia; Digámosle: ¿Instalación? O algo menos técnico: ¿Artesanía? ¿Podríamos atrevernos con Creación?

Sirva pues esta breve reflexión para demostrar a los entregados trabajadores que su estado de vida no es más que un CASTIGO: “Té ganarás el pan con el sudor de tu frente” Sí, sí, con ésta y otras lindezas despachó un misericordioso Yahvé a aquel par de flipados, Adán y Eva, que no daban crédito a sus ojos cuando tras haber probado aquel insípido fruto (todavía no sabían que de allí se podía sacar un estupendo apfelstrudel, una refrescante y algo más sidra, o un mucho más Calvadós) se vieron de patitas en la calle, CONDENADOS A TRABAJAR.
Y es que además del divino calificativo de “castigo”, si pudiéramos también demostrar que el trabajo transforma la más emocionante de las tareas en una vulgar chapuza, quedaríamos entonces en que si TAMPOCO NOS ENRIQUECE, excepto en el sentido pecuniario, nuestra obligación como humanos coherentes con nuestra propia naturaleza, y libres ya de ese afán por volver al paraíso del que fuimos pateados, desechando (por irrelevante, dada su lejanía) toda ansia de trascendencia espiritual distinta de la vida de la fama que dilucidare don Lope de Vega. Si fuéramos así de libres, sería hora de empezar a pensar que el trabajo, ese remunerado, ese debido a exigentes e infieles clientes, a hipócritas jefes moralistas y a sociedades enfermas, debería ser eliminado de nuestras vidas. Y deberíamos pedir al Ministerio de Sanidad que abandonase estériles campañas en contra del vino o el tabaco para emprender la más enérgica, feroz e implacable en contra del trabajo remunerado. En cada nómina debería pues aparecer ese lema “El trabajo remunerado provoca una muerte lenta y dolorosa”, o ese otro “Trabajar provoca malhumor (terrible enfermedad)” o bien un simple “Trabajar mata”.
Pensemos en ello: ¿nos enriquece el trabajo? Pongámoslo a prueba ante una situación simple, cotidiana, de esas que tantas hay en nuestra vida, esa vida que tenemos que VIVIR y aprovechar para algo más que dar gracias por existir y pedir perdón por la puta manzana. Veamos pues la actitud ante esa ¿chapuza? que espera en casa…

No merece la pena llamar a ningún artista: el engorro de buscarlo, pedir presupuesto, discutir el precio, quedar con él, recibirlo, pagar y limpiar no merecen la pena. TIENES QUE HACERLO TÚ.
Supongamos que estas trabajando remuneradamente. O mejor, llamémoslo ya así: “malempleado”. Si estás malempleado la habrás pospuesto quinientas veces pero al final tienes que hacerlo, remangarte y hacerlo. Sin ganas, sin una sola puta gana después del día que llevas en el curro. Con el miedo en el cuerpo… “…seguro que me corto…” “…ya verás como me da un calambrazo…” “…siempre me falta algo y no lo puedo terminar…” Al final, terminas: “¡Al fin! Ya me he quitado este muerto de encima… Mañana podré llegar a casa… y sentarme ante la tele a vaciar la cabeza… y DESCANSAR”
Ahora supongamos que no estás malempleado y eres uno de esos privilegiados en paro: Tienes el tiempo suficiente para dedicarlo al estudio de la tarea. Valoras diversas estrategias y finalmente, cuando has ponderado todos, y digo todos, los pros y contras, te decides. Te pones manos a la obra, lo primero es asegurarte de que cuentas con todos los materiales y medios técnicos suficientes. Dispones de tiempo para visitar diversos comercios especializados, comparar precios y considerar nuevas soluciones técnicas que permitan aligerar el trabajo y/o mejorar el resultado. Ya lo tienes todo en casa, no necesitas empezar ahora, lo haces cuando te apetece, a lo mejor después de desayunar, o después de haberte fumado un cigarrito… Nada puede fallar… ¡Manos a la obra! … …¡FANTÁSTICO! Ha salido todo según lo previsto. Y todavía me queda toda la mañana para RELAJARME y DISFRUTAR de mis cosas, con los deberes ya hechos y este día que hace... ¡Ea! ¡y lo bien que ha quedado la bombilla! Cuando saque otro ratico me remango y le pongo una lámpara.


A mi juicio queda claro que la misma actividad hecha por la misma persona cambia completamente en función del estado “laboral” del actor. ¿No podríamos llegar a afirmar que el hecho de trabajar convierte una instalación, obra de arte o creación en una simple, vulgar y odiosa chapuza? ¿acaso hay el mismo esmero en quien hace algo con el único fin de quitárselo de encima que en quien disfruta de cada segundo de la elaboración?¿acaso la importancia de algo no va sino en función de la persona que la lleva a cabo?¿o es más importante diseñar un edificio para un arquitecto que comer para un hambriento?
Considero que el ejemplo utilizado es lo suficientemente ilustrativo y no es necesario recurrir a otras situaciones como ir al mercado a dejarte burlar por un rape tristón, preparar la comida (y no digamos ya saborearla) o leer los periódicos y disfrutar de la variedad de enfoques. Creo no excederme, por tanto, cuando afirmo que el trabajo empobrece nuestra vida; y que sí, que consigue hacerla más rápida, más atareada, más estresante, pero menos llena, MENOS DENSA. Y es una pena que estos cuatro años que tenemos para comernos se nos vayan por entre los dedos.

18 comentarios:

Volti dijo...

Bien Porrito, bien. El trabajo empobrece, estamos de acuerdo, y te aseguro que me indigna que lo digas tú, que puedes disfrutar del paro guisando o yendo al mercado. Me indigna no tener tu valentía, pero ¿Cuánto aguantarás? Supongo que hasta que quiera don Dinero, y aun así es admirable pues tener hijos acobarda. De todas formas no estoy totalmente de acuerdo con el enfoque. Hay gente a la que no empobrece el trabajo, pienso en artistas ¿tú crees que los Tool o Paul Auster no disfrutan?, en cientos de cooperantes, misioneros o incluso en corredores de bolsa que cenan un día en casa de Norman Foster y al siguiente juegan al golf con Saramago. Creo que se disfruta de aquellas profesiones que reportan un reconocimiento, que invitan a la reflexión, que crean cosas que la gente disfruta y admira. Nos sentimos bien con el dinero (corredor de bolsa) y la vida que éste puede aportarnos, con las actividades que nos hacen útiles aunque no estén remuneradas (misionero) o con las que nos aportan el reconocimiento y la envidia (artistas reconocidos porque un escritor que pasa hambre ¿disfruta con su trabajo?). El problema es que la gran mayoría no estamos dotados ni tenemos la valentía para poder vivir de actividades que nos hagan disfrutar. No es el trabajo el que nos empobrece, es que somos tan 'pobres' que no podemos optar a un trabajo que nos enriquezca. Sí, amigo, ese Dios cabrón que no existe sólo nos dotó para la chapuza.
Últimamente veo que también disfrutan los políticos. Su trabajo es mentar a la patria, y se corren de gusto haciéndolo (aunque algo tendrá que ver el dinero y el poder). Sirva este último grupo para colaros una cita de Machado:
"La patria es un sentimiento del que suelen jactarse los señoritos. Cuando llegan los trances, los señoritos la invocan y la venden. El pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera"

Anónimo dijo...

¡Viva Machado!

Pedantín dijo...

Es cierto, si mi porrito hubiera estudiado filosofía y ahora se dedicara al ensayo y a rascarse los güevos (arte no chapucero que es en realidad el que más le fascina), ahora cobraría por estas reflexiones, y nosotros las leeríamos entreverando la mirada, arrugando un poco los ojos, llenos de envidia (SI VOLTI, SI, QUE SE TE NOTA!!!!!!!) y resignados por no haber seguido siendo TONY LAGAR...

Porrito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Porrito dijo...

Sin embargo yo, amigo mío, no me atrevo a decir que dios no exista, simplemente que le he perdido el respeto (quizá por esto que lo escriba con minúscula). Y esto ha sido porque con la excusa de dios, y de la patria, algunos nos llevan jodiendo toda una existencia.

He de decir que no entiendo tu indignación. Don Dinero (esté sí, con mayúsculas, no sea que se me cabree) está reclamando ya, con urgencia, mi propia herejía moral de tal manera que, si la Diosa Fortuna (sí, el calvo) no lo remedia, en breve me verás no pudiendo predicar con el ejemplo; cosa que, por otra parte, nunca se me ha dado bien, ¡Gracias a dios! porque no hay nada más vulgar y aburrido que la coherencia entre discurso y acción.

Sinceramente desconozco el volumen de la inversión en bolsa del señor Saramago. Yo personalmente estaría dispuesto a jugar con él independientemente de la comisión, y de la paliza que me diera, que tampoco tengo idea de su handicap. Y sí, también envidio a todos esos artistas y deportistas que, no siendo tontos de remate, lógicamente cobran lo que otros están dispuestos a pagar. Más no por ello se me aclaran las dudas. Y es que no estoy seguro de que después de hacer miles de kilómetros, y recién llegado a una nueva ciudad, lo que más me motive (y enriquezca interiormente) sea salir al escenario a volver a tocar por enésima vez este verano la misma puta canción, por muy buena que sea y por mucho que disfrutase componiéndola y grabándola ¿No ves posible que recuerde yo mejor el concierto de los Tool en Madrid, con desvanecimiento incluido, que ellos mismos?. Y permíteme también dudar de que el placer de una tarde de primavera en una terraza junto al mar leyendo a Paul Auster no sea preferible a ser el mismo Paul Auster dedicando libros esa tarde en El Corte Inglés (éste sin dudarlo, con mayúsculas). Igual que tampoco me atrevería a cambiarle una semana de esquí en los Alpes por otra a Ken Follet revisando lo escrito por sus amanuenses (¡Líbreme ese Dios en que no crees si fuera que este señor lo escribiera todo él!, mas yo en esto no hago sino repetir lo que otros amigos que saben mucho más que yo han dicho; y en cualquier caso, la falsedad de la cita no le restaría certeza como ejemplo)

Válgame pues lo expuesto para reafirmarme en lo dicho. Y es que a pocos artistas conozco que, según aumenta su nivel de riqueza, no disminuyan la prolijidad de su obra. Por no hablar de otras cuestiones más subjetivas como calidad, implicación u originalidad.

En definitiva, Volti, que el trabajo empobrece hasta al arte cuando lo toca.

Volti dijo...

Porrito, lo de la indignación no responde a tu situación sino a la mía, es decir, me indigna leer reflexiones en las que se analiza la estupidez de vidas como la mía, cuando sé que no tendré la capacidad, las ganas o la fuerza para cambiarla. Me gustaría poder tener tiempo para escribir cuentos, pintar cuadros o leer a Auster al sol en el parque. Pero no podré comer de cuentos simplones y cuadros lamentables, mucho menos de lecturas que me hagan disfrutar aún más que al escritor que las imaginó. Sin trabajo no hay dinero, y sin dinero la vida es más plana todavía. Cuando el problema es llenar la barriga a ver quién es el guapo que se dedica a disfrutar de Auster o los Tool. Puedes consultar los índices de lectura en Gambia, por ejemplo, si tienes dudas. En cuanto a riqueza y prolijidad solo estoy de acuerdo en cuanto a la cantidad, pero no a la calidad. Si tienes el suficiente nivel de riqueza quizá dediques menos tiempo a 'trabajar', pero quien llegó a enriquecerse con su arte el día que se sienta y crea forma el taco. Y ese es el buen trabajo, el que te permite hacerlo cuando quieres y hacerlo bien. Creo que casi todas las grandes obras artísticas se han producido en la madurez de sus creadores. Tú defiendes el arte de aficionado, que a menudo produce obras revolucionarias que terminan siendo inconsistentes y caducas cuando no hay detrás un proceso de evolución y de trabajo que las hace madurar. Si hasta el arte se empobrece con el trabajo ¿qué nos queda? ¿podemos asumir que la vida es una mierda y que solo nos queda trabajar para ser cada día más 'planos'? A los treintaipocos creo que todavía podemos intentar enriquecernos con reflexiones como estas, con historias compartidas, con lecturas al sol o guisos de domingo. Aunque solo sea en esos ratos libres que nuestros 'pobres' trabajos nos dejan, y ¿por qué no decirlo? nos permiten.

Porrito dijo...

Sinceramente, creo que tu trabajo te deja tan poco tiempo que no consigues ni entender lo escrito:
¿He defendido yo el arte de aficionado?(que también lo hago a menudo, pero no en este texto) ¿He dicho yo que la riqueza disminuya la calidad de la obra de un autor?
Mi tesis sostiene que es el TRABAJO REMUNERADO lo que empobrece. Es decir el arte que se hace dirigido por las reglas del trabajo y del mercado. Cuando ya tienes dinero y escribes porque te gusta dejas la categoría de trabajo remunerado, estás liberado, como el de la bombilla, se te permite dejarlo si no te gusta...

Pedantín dijo...

Está bien, Porrito. Tu tesis se sostiene. (no creo que Tool o Auster disfruten trabajando). Es sólo que yo me lo plantearía como el anhelo de la "utópica antitesis de la realidad". Es el eterno deseo que tenemos de justo lo contrario que en ese momento poseemos. Como cuando de chiquillos no conseguíamos ligar cuando buscabas "novia", y luego cuando ya tenías te salían pretendientes por todas partes y entonces estabas deseando dejarlo ¿?.

A ver. Vuelvo a explicarme. Pensad justo que lo que Porrito teóricamente defiende o postula es la enajenación provocada por el trabajo remunerado (si, ya sé, no suena muy original eh, Karl Porritox...) Precisamente, la antítesis del sistema en el que vivimos, en prácticamente cualquier sociedad "moderna". Sin embargo, me pregunto si Porrito no anhelaría justamente esa remuneración si se pasase todo el día haciendo lo contrario, es decir, vivir tranquilamente realizando tareas que le reportasen satisfacción sin ser esta una remuneración de ningún tipo, que no le procurase aumentar su propiedad, o su poder, u obtener algo que no fuera más alla de la pura satisfacción inmediata al realizar la tarea en particular, nada más que eso, nada que significara algo parecido a una remuneración ...
Es difícil imaginarlo, pero seguramente pensaríamos, querido Porrito, en lo contrario, porque la naturaleza del hombre es vil, y poseemos o disfrutamos en tanto en cuanto el de al lado posee o disfruta menos que nosotros. La diferencia es lo que importa, y tarde o temprano nos aburriríamos de la fantástica pureza del acto de colocar bombillas después de desayunarnos un café y unas porritas, para seguir leyendo el periódico toda la mañana.... Esa nos vale, sí, pero sólo mientras el vecino no pueda hacerlo, y tú disfrutes de tu periódico mientras el se ajusta su raida corbata de vendedor de tercera justo antes de salir de su casa en aquel trasto dispuesto a picar puertas....
En cuanto a la coherencia, no esperaba menos de ti, sobre todo desde que te casaste.
Enhorabuena.

Volti dijo...

Pues definitivamente creo que no entiendo lo que leo, de hecho en el informe PISA fui uno de los sujetos analizados. Pero es que, y perdona si te ofende mi extraña manera de ver las cosas, para mi el concepto de trabajo es indisoluble de la remuneración, y que me perdonen los académicos, que aceptan las dos acepciones. Para mi uno es agricultor si vende las papas que produce, si tu padre planta papas para comérselas es, como mucho, un aficionado a la agricultura. Pues igual para el arte, aunque puedo estar equivocado, que yo para eso de la conceptualización filosófica nunca he valido y así me veo, pelando cables.
En cuanto a si has dicho que la riqueza disminuye la calidad de la obra de un autor:
"Y es que a pocos artistas conozco que, según aumenta su nivel de riqueza, no disminuyan la prolijidad de su obra. Por no hablar de otras cuestiones más subjetivas como calidad, implicación u originalidad."
Pues a mi me lo parece, aunque puede ser por lo de la capacidad comprensiva, que Dios (con mayúscula) se olvidó de repartir homogéneamente.
Por otro lado, estoy completamente de acuerdo con Pedantín, si al final esto es una cuestión de sistemas sociales vamos a cambiarlo en todo el mundo, aunque a mi me da un poco pereza. A mi me vale más disfrutar de los resquicios que me deja la vida que intentar cambiarla, o peor aún, volverme una plañidera implicada en el sistema que quisiera derrumbar. Pero yo para este debate no estoy dotado, así que os dejo arreglar el mundo que se os da mejor que a mi.
Una propuesta: me resultan coñazo los debates en comentarios. Tardas tres días en decir algo y en conocer la opinión de los demás y terminan muriendo de aburrimiento. No dan la posibilidad de seguir en tus trece y decir 'pues tú más' o 'me cago en tu puta madre' incluso 'eso no tienes huevos de decírmelo en la calle', frases todas enriquecedoras de cualquier buen debate. Pues propongo que montéis un chat en el blog, para poder decirnos esas cosas mientras estamos trabajando. Ganaría el blog y disminuiría nuestra productividad, que es una manera mejor de luchar contra el sistema

Porrito dijo...

Sin duda, Pedantín, que no me atrevo a defender que fuera capaz de defender esto mismo que hoy defiendo si estuviera en circunstancias diferentes. Tu reflexión me ha gustado, creo has llegado al fondo de la cuestión y le has dado otra vueltecilla de tuerca más para no matar a la gallina por si quisiera poner un huevo.
Esa es la actitud de quien no ve siempre en lo leído una nueva afrenta a su inestable estatus socio-económico-mental.

Cambiemos de nuevo pues el lema del Blog: ya no tiene sentido el "escribe algo si tienes huevos", ¿os parece un "escribe inherte sin comentarios"?

Volti, si me sacas la frase de la conversación, he de reconocerlo, dije que la riqueza disminuye la calidad, frase con la que en este momento no estoy de acuerdo pero que estoy dispuesto a apadrinar y defender como hijo propio y descarriado. Pero desde luego a la Duquesa de Alba la riqueza no le ha ayudado a vestirse bien ¿podríamos afirmar que la riqueza ni da ni quita arte? ¿lo de Van Gogh era trabajo? ¿en regímenes de autarquía tampoco se trabajaba?

¿quieres que lo deje?¿o que Vaya al Chat?

Volti dijo...

En ningún momento me sentí afrentado, además yo disfruto mis inestabilidades, que me evitan en gran medida la vida plana que tus filósofos de cabecera nos describen.
La duquesa de Alba está convencida de vestir de puta madre, lo que no significa que sus gustos concuerden con los tuyos o con los de gran parte de la población mundial, gustos que por otra parte, también son sociales. La riqueza ayuda a la creación porque anula la preocupación de la subsistencia. Van Gogh trabajaba y pasó su vida intentando vender cuadros, como quien monta una frutería y presenta suspensión de pagos, que pasa hambre a pesar de trabajar. Y si hubiera tenido éxito en su empresa probablemente habría pasado treinta años más creando y le hubiera dado una vuelta de tuerca al impresionismo que quizás habría cambiado la concepción de la pintura que tenemos hoy. Y en regímenes autárquicos se trabaja, lo que no implica que la remuneración deba ser pecuniaria ¿o de qué comían?¿acaso del vergel del edén que les ofrecía sin esfuerzo suculentos manjares?
No tienes que dejar nada, y me encantan los comentarios, pero no las discusiones eternas de los comentarios. Por eso, siempre que te parezca bien, te emplazo a discutirlo con una copita en la mano que me gusta más. Siempre teniendo en cuenta que lo dicho anteriormente son solo opiniones personales de las que no sé si estaré convencido en nuestra hipotética conversación, aunque las defenderé con mi vida.

Pano dijo...

Siento ser aguafiestas, pero discrepo radicalmente del planteamiento de este ensayo por negar la mayor: puestos a valorar una obra supuestamente valiosa (si no, para qué ponderar su mérito), el hecho de que su facedor perciba o no por ella algún tipo de remuneración no deja de ser algo anecdótico o accidental.
Valoremos el arte por el arte y el trabajo bien hecho por sí mismo.

El dinero puede corromper la expresión sincera de un artista, la codicia puede comprar la honestidad de un autor que se preste al juego del márketing por encima de su libérrima voluntad, pero esto no tiene por qué ocurrir siempre.

Por tanto, en vez de establecer dogmáticamente una regla, ni siquiera como regla general que admita excepciones, yo preferiría, en todo caso, hacer el análisis al revés: partiendo de una obra concreta que nos decepcione o nos parezca pobre, preguntémonos caso por caso si la causa de ese fracaso puede obedecer, entre otros factores, a la corrupción del arte por intereses crematísticos.

Lo siento, pero creo que la regla general fallará muchísimas veces: siempre habrá gente que tenga el privilegio de cobrar bien por un trabajo soberbio, del mismo modo que existimos seres prosaicos que, amén de no ver un duro por hacer lo que nos gusta, carecemos de talento y no destacaremos nunca en ninguna actividad creativa.

Pedantín dijo...

Vale Pano.

Yo propongo: Ángeles y Demonios, de Dan Brown.

¿y ahora que hacemos?

Por otra parte, la generalización es para mí la principal arma dialéctica y de debate posible, si uno quiere imponerse en un tiempo limitado. Para exponer las excepciones a la regla y la verdad absoluta ya están las interminablemente aburridas tesis doctorales, larguísimos ensayos, enciclopedias y otras obras de referencia...
Lo nuestro (o lo mío) es más de postular, (lo que sea), defender (cualquier barbaridad, si fuera preciso) y machacar (la opinión del contrario) en pos de una pequeña victoria en el encantador limbo-blog que nos sirve de refugio...
Ah! lo que le pasa al Volti es que le jode la táctica de Porrito para tener en sus entradas más comentarios que nadie...Por eso lo del chat, tomar copillas etc. Es un boicot en cubierta...Como este comentario...
MÁS MADERA!!!!!!!!!!

Porrito dijo...

Definitivamente, y para que el número de comentarios no se quede en 13, debo decir que que a mi estos debates por entregas me encantan.
Una vez más, y muy a mi pesar, tengo que estar de acuerdo con Pedantín; en él conviven en armonía el don de la palabra, de la reflexión, de la síntesis y del cinismo. Todos ellos imprescindibles para un buen debate exento de discordantes subidas de voltaje (sí, sí, de ahí el Volti); aunque también es cierto que esos subidones dan ritmo y consiguen captar la atención del espectador.
¿Qué me decís del Panoli? Su pluma afilada es de lo más imprevisible.No en vano viene del mundo de la farándula, a decir verdad, de La Farándula misma; un garito-okupa-ilegal ex-sito en la muerta Alameda sevillana, era el DJ oficial del lugar. Trabajaba en una de las mayores empresas de aquella ciudad codeándose con la Hi-Class, lo cual no le impedía plantarse su abrigo de pieles o el astracán de su madre para salir de juerga. Anarquista convencido, anti-clerical, anti-taurino, ya apuntaba como aficionado al vino. Dicen las malas que su nueva musa responde al nombre de Federico Jiménez Losantos, lo cual considero yo que ha de tener una relación muy directa (ya sea como causa o efecto) con su ya consolidadísima afición al vino (ésta le ha aumentado hasta el punto de, muy inteligentemente, no considerar el gasto en el bendito brebaje como parte del mensual "contabilizable" cuando uno echa las cuentas de: "sueldo menos hipoteca menos comida menos seguro ... vaya mierda me queda para lo demás")
En definitiva, este es su currículo, es una eminencia musicalmente hablando y como veis, absolutamente incongruente y capaz de echar por tierra descaradamente lo defendido un rato antes con vehemencia. Está llamando a las puertas de nuestro Blog; Propongo una reunión de pastorcillos para que discutamos si Somos Dignos De Que Entre En Nuestra Casa, Una Palabra Suya Bastaría Para...

Pedantín dijo...

Aceptamos Barco, como ahijado del Porrito.

Dadle un password al Panoli ese, coño! Pero antes, comprobaré algo....

A ver, PANO, díme el vino que más te gusta de:

La Mancha:
Rioja:
Ribera del Duero:
Jerez:

Otras D.O.:


Ale, a contestar.

Pano dijo...

Así que en vuestra hermandad (qué a propósito el sustantivo para esta Semana), hacéis novatadas como prueba de acceso...

No sabía que se me reclutara por mis escasísimos conocimientos de vino, pero ahí va la respuesta.

Como mi memoria no alcanza más allá de las últimas tres o cuatro semanas, daré cuenta de los vinos más apetecibles que he podido degustar en ese período:

Quinta Sardonia 2005: se hace con 6 variedades distintas en Sardón del Duero, aunque la bodega no está acogida a la D.O. de Ribera del Duero. El enólogo es un tal Gerôme (gabacho), pero Peter Sissek (Pingus) asesora a la bodega. Éste es la polla con cebolla (en mi lenguaje, un 10).

Finca Dofí 2000: Priorato. Es el 2º vino de Álvaro Palacios. Mi bolsillo no me alcanza para el 1º (L'Ermita), pero si éste es la hostia (en mi lenguaje, un 9), no quiero ni pensar cómo será L'Ermita.

Míros de Ribera 2001: Reserva de la Ribera del Duero. Tuvo la desgracia de compartir mantel con Quinta Sardonia, así que le dejo un 8, aunque estaba buenísimo.

Finca Valpiedra 2001: un Reserva de La Rioja (¿tenía que dar un Rioja, no pedantín?) Éste se puede comprar cualquier día, sin necesidad de empeñar el abrigo de astracán, y cumple con las expectativas.

Palo Cortado de Bodegas Tradición: grandísimo VORS (en latín vinum optimum rare signatum, en inglés very old rare sherry, toma pegote). Qué perfume a ebanistería, obrador de repostería y mantequilla vieja... Un lujazo más viejo que el menda (aunque por poco), con 40 años de crianza.

Mis disculpas para los vinos manchegos... (Me sería muy fácil navegar en internet, buscar un buen vino manchego y fardar de haberlo probado, pero pienso que engañando a los demás sólo me engaño a mí mismo y en este contexto puedo y quiero ser totalmente honesto).

En fin, como he improvisado todo lo que he escrito, seguro que hay alguna incongruencia o error, pero ya que a porrito le encanta (como a Unamuno) que el ser humano se contradiga, tomad mis gazapos o meteduras de pata como cortesía de la casa.

porrito, te voy a contratar como biógrafo oficial. Le das a mi historia un glamour que ni yo mismo le veía. ¡Qué tiempos aquellos!

Volti dijo...

¡YO DE LA MANCHA ME SÉ UNO!

EL RON QUIJOTE.

Genial, con un leve perfume a caña del Orinoco y acentuados retronasales de maneras nobles, fruto de sus diez años de curación en barrica de roble americano. Por cierto, con tres hielos para bajarlo de los dieciocho grados y unas hojitas de coca mejora. Y de fondo, a ser posible, algo de Tequila o Los Rodriguez constituye el mejor acompañamiento posible.

PUAJ!! QUÉ ASCO!!, tres porretas progres creando el CLUB DE LAS GOURMETES, que les faltan los pompones:

Porrito saltando mientras abre las piernas y baja su pompón: ¡DAME UNA V!
Pano, de rodillas, y con los brazos en cruz, agitando los suyos: ¡DAME UNA I!
Pedantín, haciendo el pinopuente: ¡DAME UNA N!
Los tres a coro, Porrito y Pedantín cogidas las cinturas y con Pano sobre sus Hombros: ¡DAME UNA O!
Salto de Pano con trepolina palante y Porrito y Pedantín voltereta patrás. Agitación de pompones y todos a coro: ¡VINO!

Perra vida.

Pedantín dijo...

Venga Volti, no te lo tomes a mal... Qué luego si quieres igual te invitamos...! Si a todos nos gustan los buenos hoteles, las buenas comidas, los coches flamantes, las casas con piscina y las mujeres guapas...!

Deja ya de patalear, que no te pega...

Disfruta mejor de tantas tardes con tu mejor Ron importado a la sombra de tu magnífico limonero, mientras los rayos de sol hacen formas extrañas a través del agua de tu exclusiva piscina y tu amantísima esposa prepara un magnífico cordero mozárabe para la cena... Ya empiezas a advertir el meloso perfume del asado...

Perra Vida... eh, Volti?