lunes, 22 de enero de 2007

Carrera de San Antón

Crónica de un flato anunciado.

Es difícil ponerse en la piel del joven que ha dejado de serlo y pretende enfundarse toda la tecnología de nike "made in vietnam" (bien ceñidita, eso sí) para reinventar un elixir de eterna juventud, y que juega a ser deportista "amateur" e imagina cuántos cronos podría haber pulverizado de no haber vertido su tiempo en larguísimos temarios de literatura medieval y en interminables noches de "cocktails" (combinados) imposibles...

Más aún cuando tras una meditada preparación sobre el papel, acudiendo al consejo de alguna leyenda casi moribunda (subcampeón europeo durante el régimen y bla bla bla), y aun no cumpliendo al cien por cien con el absurdo plan, ese joven se convence de que puede llegar a hacerlo, y llegar sin despeinarse a la meta prevista en un tiempo inaudito, casi casi "pa que te dejaran un dorsal de federao".

Ponte en su lugar. Cuando sus compañeros de trabajo han sacado ya las entradas al circo, y se relamen esperando a los leones, prometiendo mofas y chanzas varias si no se consigue pasar el corte, y tú empiezas a sonreír nervioso intentando parecer seguro, tratando de despreciar con la mirada tan disparatada posibilidad de fracaso...

Es entonces, tras recibir además mensajes de "e-mail", "sms", y puede que algún "bureau-fax" (siempre me gustó ese compuesto, aunque nunca quise averiguar que era exactamente) deseándote suerte; es entonces, repito, cuando, sentado en la oficina, comienzas a notar una ligera presión en el costado...

Flato ?

Si no fuera porqué realmente sabes que el flato es producido porque el estomago roza (cuando está lleno) con el peritoneo y éste se irrita produciendo dolor, podrías pensar que, sin haber comenzado la carrera, ya padeces...

Flato ?


No puede ser, y decides no añadir más sal sobre la herida, procurando seguir engañando tu mente de recién deportista "amateur", comprando glucosport en la farmacia más cercana, justo antes de la carrera. Eso te matendrá fuerte. (en ese momento ignoras que el exceso de azúcar está totalmente contraindicado en el caso de propensión al... )

Flato ?

La carrera

No te ha dado tiempo casi a calentar, aunque el calor del tufillo a axilas trabajadas (quien iba a ducharse antes de una carrera?; sólo un corredor "amateur-casi-profesional" como tú!!!!) y la mezcla de adrenalina junto con el empacho de pastillas de glucosa evita que te congeles... Al menos te has colocado bien y por un momento no piensas en las risotadas de tus colegas viendote sufrir, en su sonrisa mirando el listado de tiempos del diario Jaén...

No hay tiempo para más. Casi se te atraganta la nuez cuando ves que han colocado un semáforo horizontal, al más puro estilo fórmula 1, y que se ha encendido el rojo. Pistoletazo de salida.

Hay que intentar colocarse. En ese momento tu pasado de futbolista "amateur" te ayuda en tu presente como atleta de gran proyección, y comienzas a emular a un futbolista llamado Redondo, e intencionadamente clavas tus codos a izquierda y derecha en el costado de tus rivales, abriéndote paso, aprovechando toda la tecnología que Nike ha puesto a tu alcance por un módico precio, toda la sabiduría de la leyenda atlética del régimen, tu pasado como medio centro, tu brillante entrenamiento diario tras devorar cochinillos en tu vida real... Todo va bien, si no fuera porque acabas de recordar el...

Flato?

Un cuchillo se hunde en tu abdomen, ladeándose, cortándote poco a poco la respiración, doblando tu cuerpo... Flato. Flato al fin en el costado. Piensas, delirando, que es la venganza de los costados de tus rivales, y que te pagan con tu misma moneda. Sigues adelante, te arrastras pensando en la meta y te das cuenta de tu estupidez, de la estúpida fe que alimentaba tus pasos, de tu estúpida ropa, de tu estúpido orgullo. Estas tribulaciones te acompañan cada metro lleno de dolor, y agachas la cabeza cuando los abonados al circo pronuncian tu nombre, complacidos en girar sus pulgares hacia abajo, condenándote.

Meta. Camiseta y escapulario que todo jiennense debería tener. Desde luego, todo jiennense que sea tan imbécil como éste.

Ahora sabes lo que eres, e intentas relajarte pensando en otra ocasión, en otras metas más sencillas, en que quizás no está mal seguir envejeciendo junto a las mismas barras que te vieron crecer. Al fin y al cabo todo ha sido por un flato, otra palabra que me gusta, porque posee una sonoridad especial, esa sonoridad que dan a veces las consonantes sordas...



Mi mayor consuelo: sé que mi amigo Volti no podrá burlarse de mis 41:23. Aunque ahora me encantaría que lo hiciera.

3 comentarios:

Volti dijo...

Este texto fue escrito hace un año por Pedantín tras su traumática experiencia en la popular carrera. Yo le había retado, asegurándole que mi mejor marca eran 45 min. Ahora reconozco públicamente que en realidad no bajé de los 48, así que me ganó por más de lo que cree. Sirva este antiguo texto para citarnos el año que viene (incluyendo a Porrito, que ese sí que tiene buena marca).
P.D. El texto es fiel al original de Pedantín, excepto al final, que cambio mi nombre por mi apodo y suprimo su firma.

Volti dijo...

Ah! por cierto, Porrito se bebió ayer conmigo una botella de Zoco. Lo extraño no es nuestra conocida aficción al Pacharán, no!... es que lo hicimos mientras nos deleitaba con sus mejores gorgoritos (toda la tarde) en el KARAOKE que, gracias a mi señora, habita en mi hogar. Las chicas cantaron bien, como era de esperar, pero nosotros... Para el recuerdo: Volti de Loquillo con su lamentable versión del Rompeolas, e igualmente espectacular Porrito de Mikel Erentxun con su Cien Gaviotas (a mi me parecieron miles).

Supongo que Pedantín tendrá algo que comentar ante tamaña traición a la PAK (Plataforma Anti-Karaoke).

Porrito dijo...

Cien gaviotas....
Benditas gaviotas que bajan del aire para comerse la mierda de nuestros puertos. Recordándonos que la belleza de sus vuelos es la otra cara del horror de nuestros estercoleros.
Yo, que un tiempo me sentí gaviota. Incluso una de esas que, sobre fondo azul, vuelan, cargadas de razón, hacia la derecha....
Yo, que fui un dandy de gustos exquisitos.
Yo, que en un tiempo me sentí revolucionario...

Termino aferrado al sillón y enseñoreando mis miserias ante un micrófono a cambio de unos tragos de Zoco.